En los momentos más fríos de la vida, cuando las alma se siente ahogada por el peso del dolor, es fácil perder todo esperanza. Sin embargo, incluso en el profundidad de la pena, existen luz de esperanza que pueden florecer y guiarnos de fuerza para seguir adelante. Estas palabras de esperanza pueden venir de alguien, pueden ser relatos de amor,

Hermanos y hermanas, escuchen con profundo cuidado a la voz del Señor que nos llama a una vida de consagración. El cielo no es un destino remoto, sino un estado de aceptación con el divino que se alcanza mediante la perseverancia. Es preciso caminar con determinación por el camino del bien, dejando atrás las cadenas de la pérdida para alcanza